Un divorcio es un acontecimiento estresante, y aunque suponga una mejoría en la calidad de vida y en el ajuste de la familia a largo plazo, ya que no debemos perder de vista que el divorcio es la solución más adecuada a un problema en el ámbito de la pareja, siempre va a conllevar repercusiones a corto plazo, tanto para los hijos como para los padres. La adaptación de los niñ@s a un proceso de separación depende en gran medida de la adaptación de los padres, y la gestión de las emociones de los padres es proporcional a la de los niñ@s.
Existen algunas diferencias respecto al proceso de adaptación de los niños a la separación de los padres en distintas edades:
Cuando son más pequeños (de 2 a 5 años) suelen fantasear con la idea de que todo se va a arreglar y sus padres van a volver a estar juntos y volver a ser la familia que eran, además de sentirse muy a menudo responsables de lo ocurrido; creen que ellos han hecho algo “malo” que ha desencadenado el divorcio, lo que conlleva a que surjan ciertas conductas que ya se habían superado como chuparse el dedo, orinarse en la cama, ciertos miedos…
Alrededor de los 6 a los 12 años, suelen sentir miedo y angustia, no entienden la situación y pueden sentirse muy tristes y solos pero también enfadados, pueden mostrarse distraídos y con dificultad para concentrarse, y otros síntomas como tendencia al llanto, malestar físico y pesadillas también son comunes. Además, en ocasiones adoptan un rol de cuidador sobre el progenitor que consideran más débil. Por otra parte, es muy común que a esta edad idealicen al progenitor con el que pasan menos tiempo y tratan peor al que convive con ell@s.
Durante la adolescencia, la separación de los padres se vive en muchas ocasiones con vergüenza, sentimientos de ira hacia el progenitor que tomó la decisión de la separación y fuertes sentimientos de frustración por no poder mantener la familia como estaba. A estas edades en importante la prevención de conductas de riesgo y son bastante frecuentes los problemas de conducta y conflictos familiares previos a una adecuada adaptación.
Cuando ya se ha tomado la decisión definitiva de separase la prioridad para los padres es el bienestar de los hij@s, y los padres son las personas más adecuadas para ayudar a sus hij@s a sobrellevar esta situación.
Teniendo en cuenta la importancia de una adecuada adaptación familiar a esta situación y la necesidad de prevenir en los niños desajustes emocionales en el futuro, os ofrecemos algunas pautas sobre cómo ayudar a vuestros hijos en, durante y tras la separación de la pareja:
- Es fundamental que procuremos mantener un clima adecuado de respeto y confianza durante el proceso de separación y posteriormente para que así los niñ@s se sientan seguros y protegidos.
- Mantendremos todo lo posible las rutinas y los límites básicos para generar un ambiente de normalidad.
- Les transmitiremos de forma conjunta la noticia de la separación, utilizando palabras adecuadas para la edad de nuestros hij@s y brindándoles la posibilidad de que puedan preguntar todo aquello que necesiten saber al respecto.
- Estaremos atentos a aquellas señales de malestar en nuestros hij@s para darles sostén y apoyo, facilitándole la expresión de emociones.
- Nos cercioraremos de que no se sienten culpables o responsables por la separación.
- Siempre trasmitiremos abiertamente a nuestros hijos que pase lo que pase, ambos le vamos a seguir queriendo y cuidando de igual forma por el resto de su vida.
- Es recomendable que puedan disfrutar de nuestra compañía cuando lo necesiten y no sólo basarnos en el régimen de visitas establecido.
- No hablaremos mal de nuestra ex-pareja delante del niñ@ ni le haremos partícipe de nuestros conflictos si los hubiera.
- No los utilizaremos de recaderos para trasmitir mensajes al otro progenitor, ni los usaremos para obtener información sobre la otra parte.
- Jamás involucraremos a nuestros hijos en nuestras disputas.
Ojalá todas las parejas se aplicaran estos consejos y terminaran sus relaciones de la mejor forma.