Una respiración adecuada favorece la fuerza vital, nos ayuda a revitalizar nuestro organismo y promueve el bienestar y el crecimiento. El control sobre nuestra respiración evita sensaciones de malestar psicológico y físico, que nos merman y nos producen un sufrimiento elevado. Como técnica, la relajación es enormemente útil, ya que una vez que nos hemos familiarizado con ella, la podemos poner en práctica en situaciones diversas, de forma rápida y no aparatosa, consiguiendo relajarnos en un plazo corto de tiempo, liberarnos de preocupaciones pasadas o futuras y concentrarnos en una tarea o actividad determinada. En definitiva, nos posibilita mantenernos en el aquí y ahora y ser más conscientes del presente.
El primer paso para conseguir todos los beneficios potenciales que nos aporta la respiración, es reconocer tres puntos principales de la respiración: el vientre, el tórax y la clavícula.
¿Cómo aprendemos a reconocerlas?
Reconócelas siguiendo el orden propuesto…
Respiración ventral: Sitúa tus manos sobre tu vientre e inspira, intenta inflarlo como si fuera una pelota.
Respiración torácica: sitúa tus manos sobre tu pecho e inspira. Comprueba cómo la zona pulmonar se ensancha mientras inspiras y se deshincha durante la expiración.
Respiración clavicular: por último posa tus manos sobre la clavícula, por encima de tu pecho y comprueba cómo esta zona sube en la inspiración y baja durante la expiración.
Tras familiarizarte con cada tipo de respiración, realiza un ciclo completo de inspiración y expiración, atendiendo a los tres puntos (abdomen, tórax y clavicular), siente como el aire baja hasta en vientre y sube, una vez ha irradiado de oxigeno las diferentes partes de tu organismo.
¿Cómo podemos controlar la respiración?
Para comenzar a relacionarnos mejor con nuestra respiración y así poder utilizarla como herramienta para nuestro bienestar, te proponemos que sigas la siguiente pauta:
Tumbado o recostado, coloca una de tus manos en el vientre y la otra sobre el pecho.
Una vez colocadas, inspira contando mentalmente hasta siete, consiguiendo que la mano colocada en la parte inferior se eleve, mientras que la mano colocada en el pecho se eleva mínimamente.
Ahora, contén la respiración contando cuatro.
Por último, expira contando hasta ocho y centrando tu atención en cómo se deshinchan tu vientre y tus pulmones tras la salida del aire.
Consejos:
Repite este ciclo durante diez minutos, cada día, hasta que consigas un dominio la respiración y puedas beneficiarte de su control para relajarte.
No tomes mucho aire en cada inspiración, se trata de tomar poco y lentamente.
Cuando domines la técnica en posición de tumbado o recostado, practícala en diferentes posiciones (sentado, de pie, andando…) y en diferentes lugares, en aquellos que te resulte más fácil.
Una vez aprendida la técnica, no necesitaras contar mentalmente.
Durante el proceso de aprendizaje, puedes tener la sensación de mareos o malestar físico. Si esto ocurre, pausa el ejercicio hasta pasadas unas horas. Este tipo de sensaciones se deben a la oxigenación del cerebro durante el proceso de aprendizaje. Mantente tranquilo, con la práctica estas sensaciones desaparecerán.