Dentro de este mundo en el que vivimos constantemente estresados, sin un momento de respiro, donde la persona pasa a un segundo plano de importancia, y donde se antepone la acción, el trabajo, el estar en movimiento, surge una herramienta que ayuda a darle a la persona la importancia que merece, que ayuda a reducir el nivel de preocupación, de estrés y a disfrutar de lo que le rodea, del momento único que no se va a repetir que es ahora. Esta herramienta que da un halo de esperanza en este sentido vital se trata de Mindfulness.
Mindfulness es la palabra inglesa empleada para traducir Sati, un término del idioma pali que significa conciencia, atención y recuerdo. Es un concepto que ha recibido numerosas definiciones por parte de distintos autores como por ejemplo; consciencia que emerge a través de poner atención intencional, en el momento presente, en la experiencia actual, a pensamientos, emociones, o sensaciones corporales, de manera no condenatoria, sin evaluar, y aceptándola. Puede entenderse como atención y conciencia plena, resaltando un empeño en centrarse en el momento presente, de forma activa y reflexiva Lo cierto es que existen numerosas definiciones, pero la mayoría de los autores coinciden en las características principales descritas por Kabat-Zinn, el máximo exponente del tema mindfulness en el mundo occidental.
El concepto de «conciencia plena» tiene su origen en las tradiciones espirituales orientales y se refiere a una forma de control de la atención desarrollada a través de prácticas de meditación. Mindfulness no es actual, es una práctica milenaria procedente de las tradiciones budistas, orientales. Estas prácticas budistas se han propagado y afianzado en occidente durante los últimos 40 años y desde hace 20 años se empezaron a realizar estudios que demuestran su utilidad clínica, como tratamiento en el ámbito de la psicología.
Mindfulness es una capacidad que todas las personas tienen en mayor o menor medida y que se desarrolla con la práctica diaria de meditación. Estas prácticas de meditación se han vuelto comunes para los occidentales que realizan retiros de meditación y otras prácticas para desarrollar mindfulness. Está demostrado que la atención plena puede mejorarse con un entrenamiento y una práctica apropiada. Hay dos tipos de prácticas, la formal (meditación, yoga, etc.) y la informal (la podemos realizar en casa, centrándonos en prestar atención en actividades cotidianas como comer, o escuchar música). Esto no es fácil y puede resultar incluso estresante y abrumador, porque es muy difícil enfocar la atención a nuestra experiencia sin ninguna distracción, sobre todo cuando vivimos experiencias dolorosas. Desde un enfoque budista, cuando prestamos atención a lo doloroso, de forma plena, conseguimos que esto sea menos doloroso.
Kabat-Zinn hace las siguientes recomendaciones para la práctica de mindfulness; no juzgar, aceptación, mente de principiante, no esforzarse, paciencia, practicar el desapego, confianza y constancia. A la vez establece como los tres pilares fundamentales de mindfulness, para alcanzar el equilibrio en nuestra vida, que los siguientes: aceptar, dejar ir y no juzgar. Los objetivos sobre los que actúa esta herramienta son, calmar la mente y vaciarla, aprovechar y vivir el presente, prestarle menos atención al pasado y futuro, aceptar lo que viene y no juzgarlo para analizarlo con mayor claridad, y relajar cuerpo y mente.
Jesús Santos Gómez.
Psicólogo colaborador centro Psicohuma.
¿Vivir en el presente? Depende. Si el presente es una porquería es mejor disfrutar recordando momentos buenos del pasado y “soñar” con hipotéticos momentos buenos del fúturo.