Cuántos de nosotros nos hemos sentido saturados, agotados física y mentalmente, sobrecargados e incluso enfermos, debido a las sobre exigencias diarias, las preocupaciones y miedos.
En estas circunstancias, las técnicas de relajación se presentan como herramientas fundamentales para afrontar diferentes situaciones de la vida diaria.
Pero debemos tener en cuenta que estas técnicas, no se muestran totalmente efectivas cuando intentamos utilizarlas exclusivamente en momentos de tensión o malestar emocional agudo.
Son técnicas recomendables para ser entrenadas diariamente, durante al menos 8 semanas, hasta dominar la técnica y hacer del método una parte de ti.
Para su práctica, te proponemos que busques un espacio tranquilo, donde evites las interrupciones, durante un periodo de 15-20 minutos. En ocasiones, se hace necesario explicar a familiares y amigos lo que estás haciendo, con objeto de no ser molestado.
Una vez en el lugar elegido, siéntate en un sillón cómodo y despeja tu mente, límpiala de pensamientos inoportunos, y si no lo consigues, déjalos fluir hasta que progresivamente se diluyan.
Imagina una escena que te relaje, y dale vida, permite que se vaya construyendo lentamente, atiende a los sonidos, los colores, olores y finalmente, a tu respiración.
Respira lentamente, inspirando durante tres segundos y espirando durante otros tres.
Una vez acomodado, te proponemos, prestes atención a tu cuerpo, a tus músculos, e iremos relajando y tensando diferentes grupos musculares durante el proceso de relajación. Te proponemos que tenses los diferentes grupos musculares durante 7 segundos, evitando inducir dolor en los mismos, y los destenses durante 10 segundos, en el siguiente orden:
Manos: aprieta el puño de la mano derecha, luego relájala. Haz lo mismo con la otra mano. Antebrazo: dobla la muñeca de tu mano derecha hacia abajo, en un intento de tocar la parte inferior de tu brazo, luego relájala. Haz lo mismo con tu mano izquierda.
Brazos: dobla el codo derecho y ténsalo. Siente la tensión en la parte superior del brazo, luego, relájalos. Haz lo mismo con el izquierdo.
Hombros: Levanta los hombros (ambos a la vez) como si trataras de tocar tus orejas con ellos, luego, relájalos.
Cuello: estira suavemente el cuello a la derecha, luego hacia delante, luego a la izquierda, luego gíralo en un movimiento de giro lento, y luego relájate.
Frente: levanta las cejas, luego relájalas.
Ojos: arruga los ojos, luego relájalos.
Lengua: presiona la lengua contra el paladar, luego relájala.
Mandíbula: aprieta los dientes y siente la tensión de los músculos, luego relájalos.
Pecho: respira profundamente, inflando tus pulmones, luego suelta el aire y relájate.
Estómago: infla la barriga, notando la tensión de sus músculos, luego, relájate.
Muslos: empuja los pies firmemente en el suelo, luego, relájate.
Nalgas: aprieta las nalgas, luego relájate.
Pantorrillas: levanta los pies hacia la pantorrilla, luego relájate.
Parte baja de la espalda: inclina la cabeza y la parte superior de la espalda hacia delante, formando un arco sutil en tu espalda y nota la tensión de la parte baja de la espalda, luego relájate.
Parte superior de la espalda: echa los hombros hacia atrás mientras mantienes los brazos estirados hacia abajo, luego relájate.
Pies: arquea suavemente los dedos de los pies hacia abajo, presionado el suelo, luego relájate.
Tras recorrer todos los grupos musculares, tensándolos y relajándolos, disfruta por unos minutos de la sensación de relajación conseguida.