En el centro de Psicología Clínica y Psicoterapia Psicohuma, nos servimos de diferentes herramientas para realizar una minuciosa evaluación del paciente. En lo que respecta a la valoración de los rasgos de personalidad más característicos en la población infantil, contamos con dos de los instrumentos avalados científicamente que mayor prestigio han demostrado para tal fin hasta la fecha. Pasaremos a describirlos a continuación:
EARLY SCHOOL PERSONALITY QUESTIONNAIRE (ESPQ)
El ESPQ es un cuestionario empleado para la evaluación de la personalidad en niños de 6 a 8 años (de 1º a 3º de Primaria). Fue elaborado por R.W. Coan y R.B. Cattell en el Institute for Personality and Ability Testing (IPAT) en Illinois (USA).
Instrumento de 160 preguntas (divido en dos partes) que permite obtener puntuaciones en 13 dimensiones de personalidad, incluyendo el aspecto intelectual, en un tiempo mínimo de aplicación. Algunas de las dimensiones evaluadas son: tendencia a la preocupación, sensibilidad, timidez, etc.
A partir de estas escalas primarias obtenemos 3 dimensiones globales (ansiedad, extraversión y excitabilidad/dureza), conocidas también como “factores de segundo orden” porque se obtienen mediante el análisis de las dimensiones anteriores.
Cada escala o factor viene definido en su polo alto (puntuaciones altas) y bajo (puntuaciones bajas) con unos adjetivos que facilitan la interpretación al clínico y, al paciente y familiares.
CHILDREN PEERSONALITY QUESTIONNAIRE (CPQ)
El CPQ es también, un cuestionario empleado para la evaluación de la personalidad en niños más mayores, de 8 a 12 años (de 3º de Primaria a 1º de la ESO). Este cuestionario fue elaborado por R. B. Porter y R. B. Cattell en 1975.
Este instrumento evalúa, a través de un cuestionario de 140 preguntas, la personalidad de los niños en edad escolar. Permite obtener puntuaciones en 14 dimensiones de la personalidad. Algunas de ellas son: afabilidad, estabilidad, excitabilidad, dominancia, atrevimiento, sensibilidad, desadaptación…
A partir de estas escalas primarias obtenemos las mismas 3 dimensiones globales anteriores: ansiedad, extraversión y dureza.
Al igual que el ESPQ, cada escala viene definida en su polo alto (puntuaciones altas) y bajo (puntuaciones bajas) con unos adjetivos que facilitan la interpretación de la prueba, y los baremos diferenciados por curso y sexo permiten obtener un perfil del evaluado más ajustado.
Ambas pruebas tienen un formato y estructura similar, al ser elaboradas por el mismo autor. Se diferencian en la valoración de unas u otras dimensiones de personalidad, dado que van dirigidas a grupos de edad diferentes. Estos instrumentos permiten profundizar en el estudio de los rasgos personales más característicos de los pacientes más pequeños, y suponen una herramienta útil que complementa a la valoración realizada por el profesional del centro.